martes, 14 de julio de 2015

CASTIGO POSITIVO



CASTIGO POSITIVO

El castigo es, en psicología un tipo de condicionamiento instrumental. El castigo ocurre cuando la respuesta instrumental va seguida de un estímulo aversivo. Este estímulo aversivo puede consistir, en los experimentos de laboratorio, en pequeñas descargas eléctricas o ruidos estridentes. Aplicado a humanos, el castigo es habitual en la sociedad; no sólo sería castigo el físico o penal, también puede ser psicológico.
 
QUÉ CARACTERÍSTICAS DEBE TENER UN CASTIGO PARA QUE SEA EFICAZ?
 
Ø  Intensidad del castigo: ni mucho ni poco. No podemos castigarle desproporcionadamente, porque lo único que hacemos enseñarle un abuso en la relación de poder entre padres e hijos y porque sería injusto. Tampoco nos podemos quedar cortos, ya que no tendría la eficacia deseada. El castigo debe ser proporcionado en su intensidad, en relación a la conducta indeseada.
Ø  Las conductas a corregir: debemos de tener claro que conductas deben corregirse. Hay que darse cuenta del momento evolutivo en el que se encuentra tu hijo. No podemos exigirles cosas que a su edad no puede aún comprender o realizar. Y teniendo en cuenta siempre que son niños, y debemos de flexibilizar un poco las exigencias.
Ø  La inmediatez de la aplicación: el castigo, positivo o negativo, debe ser inmediato a la conducta indeseada. A medida que transcurra más tiempo, va perdiendo su eficacia, según demuestran todas las investigaciones en psicología.
Ø  El aviso: no está demás avisar una vez de las consecuencias que puede traer una determinada conducta indeseada. Consecuencias por la conducta misma, pero también por el castigo que se le aplicaría. El problema es que muchas veces queremos educar basándonos en la amenaza, y esto no sirve. Ej.: no podemos decirle a un niño en el parque, que deje de tirar arena a los demás o si no nos vamos a casa (además de explicarle que se mete en los ojos), y no irnos cuando lo hace la segunda vez. Si nos dedicamos a amenazar simplemente, no nos hará caso, ya que ha comprobado que sus conductas no tienen consecuencias, más allá de la simple amenaza. Y esta una situación muy frecuente. No consiste en ser estrictos con los niños, hay que tener flexibilidad, pero ante el ejemplo que os he puesto u otros más graves, hay que eliminar dichas conductas.
Ø  Tipo de castigo: el estímulo que se va a utilizar, tanto aplicándolo como retirándolo, debe tener un significado y una importancia para el niño. Decirle que si se porta mal estará castigado sin hacer los deberes, no tendría mucha lógica, pero si utilizamos algo que el valores, sí. Y no se trata de fastidiarle, se trata de corregir la conducta indeseada, no perdáis nunca esta perspectiva. Por otro lado también hay que tener cuidado con lo que se elige, ya que se puede volver en nuestra contra. Antes era muy común el “castigado y te vas a la cama”, el problema es cuando empezamos a descubrir que el niño duerme mal, o que no le gusta entrar en su cuarto. La aversión por el castigo se generaliza y trae consigo sus consecuencias.
El castigo es un procedimiento contrario al condicionamiento de recompensa y similar a la preparación aversiva del condicionamiento clásico. El resultado es, como predice la ley del efecto, la disminución de la conducta
Se basa en el condicionamiento operante, según lo cual el sujeto tiene más probabilidades de repetir una conducta si esta conlleva consecuencias positivas y, por el contrario, tiene menos posibilidades de repetir una conducta que le ocasiona consecuencias negativas.
Hablamos de castigo positivo cuando se da un estímulo desagradable cada vez que hacemos una conducta que se pretende reducir o eliminar.
Por ejemplo, si un niño se muerde las uñas y se le ha aplicado un producto amargo para evitar que se las muerda. Cada vez que se las muerda  haga recibirá un castigo positivo en forma de estímulo desagradable, sus uñas saben amargas. El mensaje es: “evita morderte las uñas ya que si lo haces será desagradable”.
 
 
 
 
 
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario