CASTIGO
POSITIVO
El castigo
es, en psicología un tipo de condicionamiento instrumental. El castigo ocurre
cuando la respuesta instrumental va seguida de un estímulo aversivo. Este
estímulo aversivo puede consistir, en los experimentos de laboratorio, en
pequeñas descargas eléctricas o ruidos estridentes. Aplicado a humanos, el
castigo es habitual en la sociedad; no sólo sería castigo el físico o penal,
también puede ser psicológico.
QUÉ CARACTERÍSTICAS DEBE TENER UN CASTIGO PARA QUE SEA
EFICAZ?
Ø Intensidad
del castigo: ni mucho
ni poco. No podemos castigarle desproporcionadamente, porque lo único que
hacemos enseñarle un abuso en la relación de poder entre padres e hijos y
porque sería injusto. Tampoco nos podemos quedar cortos, ya que no tendría la
eficacia deseada. El castigo debe ser proporcionado en su intensidad, en
relación a la conducta indeseada.
Ø Las
conductas a corregir: debemos de
tener claro que conductas deben corregirse. Hay que darse cuenta del momento
evolutivo en el que se encuentra tu hijo. No podemos exigirles cosas que a su
edad no puede aún comprender o realizar. Y teniendo en cuenta siempre que son
niños, y debemos de flexibilizar un poco las exigencias.
Ø La
inmediatez de la aplicación: el castigo,
positivo o negativo, debe ser inmediato a la conducta indeseada. A medida que
transcurra más tiempo, va perdiendo su eficacia, según demuestran todas las
investigaciones en psicología.
Ø El aviso: no está demás avisar una vez de las
consecuencias que puede traer una determinada conducta indeseada. Consecuencias
por la conducta misma, pero también por el castigo que se le aplicaría. El
problema es que muchas veces queremos educar basándonos en la amenaza, y esto
no sirve. Ej.: no podemos decirle a un niño en el parque, que deje de tirar
arena a los demás o si no nos vamos a casa (además de explicarle que se mete en
los ojos), y no irnos cuando lo hace la segunda vez. Si nos dedicamos a
amenazar simplemente, no nos hará caso, ya que ha comprobado que sus conductas
no tienen consecuencias, más allá de la simple amenaza. Y esta una situación
muy frecuente. No consiste en ser estrictos con los niños, hay que tener
flexibilidad, pero ante el ejemplo que os he puesto u otros más graves, hay que
eliminar dichas conductas.
Ø Tipo de
castigo: el
estímulo que se va a utilizar, tanto aplicándolo como retirándolo, debe tener
un significado y una importancia para el niño. Decirle que si se porta mal
estará castigado sin hacer los deberes, no tendría mucha lógica, pero si
utilizamos algo que el valores, sí. Y no se trata de fastidiarle, se trata de
corregir la conducta indeseada, no perdáis nunca esta perspectiva. Por otro
lado también hay que tener cuidado con lo que se elige, ya que se puede volver
en nuestra contra. Antes era muy común el “castigado y te vas a la cama”, el
problema es cuando empezamos a descubrir que el niño duerme mal, o que no le
gusta entrar en su cuarto. La aversión por el castigo se generaliza y trae
consigo sus consecuencias.
El castigo
es un procedimiento contrario al condicionamiento de recompensa y similar a la preparación
aversiva del condicionamiento clásico. El resultado es, como predice la ley del
efecto, la disminución de la conducta
Se basa en
el condicionamiento operante, según lo cual el sujeto tiene más probabilidades
de repetir una conducta si esta conlleva consecuencias positivas y, por el
contrario, tiene menos posibilidades de repetir una conducta que le ocasiona
consecuencias negativas.
Hablamos de castigo
positivo cuando se da un estímulo desagradable cada vez que hacemos una
conducta que se pretende reducir o eliminar.
Por ejemplo,
si un niño se muerde las uñas y se le ha aplicado un producto amargo para
evitar que se las muerda. Cada vez que se las muerda haga recibirá un castigo positivo en forma de
estímulo desagradable, sus uñas saben amargas. El mensaje es: “evita morderte
las uñas ya que si lo haces será desagradable”.
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